Ser maestro: Vivir con pasión el arte de educar
mayo 13, 2015 11:24 amPor Miss Luz Durán
Profesora de Kinder Thezia
Definitivamente lo más gratificante en mi maravillosa labor de maestra de preescolar es todo el amor, todo el aprendizaje que recibo día con día de mis alumnitos, porque aprendemos cosas increíbles de los más pequeños, son mis maestros de tolerancia, de paciencia, de solidaridad. Mis niños me inspiran, me llenan de luz, de alegría, me hacen ver que la vida no es tan complicada como la queremos ver a veces los adultos. Son mágicos, magos, hadas maravillosas que irradian armonía, que despiertan a la niña que llevo dentro y me hacen olvidar los problemas, me recuerdan en cada instante que el mayor tesoro que tenemos es el tiempo, es este día para vivir, para disfrutar, para ser felices.
Los niños son mi ejemplo de constancia, de perseverancia, el ver sus rostros llenos de alegría, de orgullo cada vez que alcanzan sus metas, su gran entusiasmo y esas ganas por aprender, me llenan de satisfacción, me impulsan a seguir adelante, con mayor pasión, me compromete a seguir formándome, a seguir preparándome, a ser una mejor persona, porque soy un ejemplo a seguir y estoy ayudando a unos padres de familia en su labor educativa a formar personas, a formar almas, a formar corazones, a formar el futuro adulto que hay dentro de cada uno de esos niños, y para que lleguen a ser ciudadanos dignos y solidarios, debemos utilizar las herramientas que le permitan ajustar principios éticos y morales.
Por eso “ser maestro” no es solamente tener un título que te avale como tal, ni un extraordinario expediente académico, es algo más trascendente, es tener el don, la vocación de vivir con pasión el arte de educar, es tener el don y la pasión de esculpir corazón, mente y alma de un ser humano hacia el amor de benevolencia.
Los niños son un diamante en bruto, y un diamante solo se pule y se le saca un brillo extraordinario e inigualable con otro diamante.
Por lo tanto un maestro debe ser un diamante, darse, entregarse, regalar lo mejor que tenemos a nuestros alumnos, esa piedra preciosa que traemos dentro que es “el alma”.
MAESTROS, DEBEMOS ENTREGAR EL ALMA CADA DÍA DENTRO DEL SALÓN
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